viernes, 18 de junio de 2010

Un relato de un concurso...

Estaba completamente obsesionada con ése chico. Pese a haberle conocido escasos momentos antes, había algo en él que adoraba, algo misterioso… Sabía que tenía algo extraño. En la carrera me había alcanzado con demasiada facilidad, cosa humanamente imposible. Quizá fueran imaginaciones mías… Pero me daba lo mismo, yo le quería. ¿Era eso lo que llamaban amor a primera vista?

Mientras subía los pequeños escalones que conducían hacia la gran entrada de la academia, me tropecé tontamente con uno de ellos y caí hacia atrás. ¿Cómo podía ser tan patosa?
Algo me sostuvo antes de caerme al duro suelo, era él, Lucas.

Estaba desconcertada, no sabía de dónde había salido. En teoría se había ido. Yo misma lo vi marchándose. Su cara mostraba cierta decepción. Sus ojos, brillantes y penetrantes, me analizaban. Me sentía cohibida.

Su frente se arrugó mientras me ayudaba a incorporarme para ponerme en pie. Estaba entre sus brazos.

-Ve con más cuidado la próxima vez –dijo muy seriamente. No parecía el mismo chico que había conocido antes.

Estaba intrigada, pero no podía preguntar nada a causa de mi agotamiento y mi mareo, había tenido demasiadas aventuras en una sola mañana. Esperé unos segundos para recomponerme.

-Nos veremos por aquí ¿Verdad? – pregunté curiosa. Quería seguir viéndole, quería estar con él.

-Espero que no – respondió muy secamente.

Su rostro reflejaba cierta agonía. Parecía que lo que decía no se correspondía con lo que sentía.

No lo entendía. Sabía que habíamos conectado perfectamente, había sido muy amable conmigo. Había sentido esa chispa que llaman amor… ¿Por qué ésa reacción tan fría? Era imposible que en cinco minutos le cayese mal de repente por haberme tropezado.

Miré hacia la academia que se alzaba majestuosamente con sus vidrieras de colores y sus gárgolas. Estaba meditando qué responderle. Pero cuando me volví hacia él, ya no estaba.

Aún me quedaban unas cuantas horas hasta que llegase el almuerzo, así que cambié de planes. Quería rondar por los alrededores de Medianoche, todavía no había tenido la oportunidad de echar un vistazo por ahí y curiosear.

Me dirigí hacia la parte trasera del castillo, dónde se encontraba el gran campo de fútbol, en ese momento desierto.

Una suave brisa recurrente rozó mi cabello y me inspiró confianza. Respiré el aire matutino de esa mañana fría y grisácea. Ciertamente había sido un amanecer extraño; una escapada, un chico, una desafortunada (o casi) caída…

Algo interrumpió mis pensamientos: una sombra que divisé al otro extremo del verde campo. Iba avanzando con paso decidido, sin pararse. No sabía si era un hombre o una mujer ya que llevaba una enorme capa de color marrón oscuro, con capucha, que le cubría de pies a cabeza.

Estaba sorprendida, pero no me moví. ¿Qué hacia alguien por ahí en el campo de fútbol a ésas horas de la mañana?

Continuaba observando aquella figura que cada vez se acercaba más al sitio donde me encontraba ¿Quería hablar conmigo? A lo mejor se había perdido entre las montañas y buscaba a alguien a quién consultar… Quizá fuese algún excursionista… No tenía ni la más remota idea.

Cuando apenas estaba a veinte metros de distancia, alguien se interpuso entre la extraña figura y yo.

Era Lucas.

-¿Qué haces aquí? –le preguntó.

La extraña sombra frenó su paso.

-Enmendar el error que acabas de cometer. Traidor.

Tenía la voz muy grave, de hombre, escalofriante. Pese a estar a veinte metros de distancia, la había podido sentir sin ningún problema, y digo sentir ya que mis pelos se erizaron.

El hombre-sombra continuó su paso hasta que llegó a escasos centímetros de Lucas, estaban cara a cara. Parecía una declaración de guerra. Se percibía un ambiente tenso, como si los dos soltasen un aura que les repelía.

-Ahora no vas a decirme que te has enamorado. ¿Verdad? –dijo en un deje irónico.

Lucas pareció emitir una especie de gruñido. No podía ver su cara por que estaba de espaldas a mí, frente al individuo, pero estaba segura de la furia que sentía, la percibía desde hacia un rato.

-¡Venga ya! – Se mofaba el otro.

Era poco más alto que Lucas, pero mucho más delgado. Muy delgado. Parecía un palo. – Acaso no te habrás enamorado de ella en una sola mañana? – y soltó lo que pareció ser una carcajada. La más siniestra carcajada que había escuchado en mi vida.

Se me aceleró el corazón. Iba a cien por hora. Temía que se me fuese a salir del pecho. Estaba muy nerviosa. ¿Le importaba algo a Lucas?

Yo amaba a ese muchacho. No sabía bien porqué. Pero tenía la certeza de que en él había algo bueno, de que había algo que me hacía saber que solamente podía ser él, mi hombre.

Lucas continuaba inmóvil. Sin mover los ojos de su oponente. Parecía alerta, como si en cualquier momento fuera a explotar.

-¿Acaso conoce la verdad? ¿Sabe quién eres?- Continuó preguntando el hombre-sombra. Ahora lo hacía por placer. Quería provocarle, hacerle rabiar. - ¿Quieres que se lo cuente? – Esperó unos segundos – Qué más da, si va a morir. –sentenció.

El hombre-sombra desapareció en un instante. Miré a izquierda y derecha y, cuando acabé mi rutina, ya estaba enfrente de mí a escasos centímetros. Esperándome.

Un latigazo de escalofríos recorrió toda mi columna. Sentía miedo, mucho miedo. Aquel hombre encapuchado tenía unos ojos que me atravesaban como si entrase dentro de mi cuerpo y descubriese mis más oscuros secretos.

Un segundo después, perdí el contacto visual con ese ser aterrador. Lucas le había lanzado un golpe de puño y éste había salido disparado en dirección al suelo, descubriéndose la cara.

Tenía el rostro de un pálido enfermizo. Pelo rapado y ojos negros. Y, pese no ser un monstruo, continuaba siendo aterrador como uno de ellos.

Sonrió y me comentó – Bienvenida a los últimos momentos de tu vida – Y volvió a desaparecer entre una mancha borrosa.

Y una vez más se “materializó” de nuevo, ésta vez detrás de mí. Estaba inmovilizada, no solo por el miedo (gracias al cual no podía mover un músculo voluntariamente) sino también por sus brazos, que cogían mi cuello fuertemente y que me impedían cualquier movimiento. No supe por que, pero, en aquellos momentos hice la pregunta más estúpida que se puede preguntar a un asesino cuándo está a punto de matarte.

-¿Quién eres tú?- le dije.

Éste continuaba con mi cabeza entre sus huesudos brazos. Abrió su boca y de ella salió una lengua bífida que me relamió la mejilla.

-Tu peor pesadilla. El sustituto de tu inepto ex-asesino.

Mi mente finalmente se colapsó. Demasiada información fuera de lo normal para una mañana. Demasiadas emociones que había creído ciertas… Creía que era amor, pero esa falsa ilusión se acababa de desmoronar y despedazar en trozos. Todo había sido imaginaciones mías. Ése no era mi hombre; sino mi asesino. Del que ya no podría escapar…

Un gran peso cayó a mis espaldas, cosa que rompió el hilo de mis pensamientos. Ya no notaba la fuerza que me impedía mover la cabeza. El cuerpo inerte de ése horrible ser se apoyaba sobre mis hombros. Derramaba por la boca un líquido verde oscuro, parecido a la sangre.

Lucas lo apartó de mí de un manotazo.

Yo me eché a llorar. Era el fin. No, mi fin.

-Voy a morir ¿Verdad? – le dije entre sollozos. Era lo único que podía pensar. La única estupidez que podía pronunciar.

Por lo menos, era él quién me iba a matar y no el otro abominable ser.

-Eres un asesino…-dije para mis adentros.

Él continuaba con la mirada clavada en mí.

De repente, el cuerpo inerte del hombre-sombra se disolvió entre una bruma negra. Y su peculiar ( y escalofriante ) voz anunció – Nos volveremos a ver, Bianca. No podrás escapar de mí-

De nuevo, otro escalofrío invadió mi cuerpo. ¿Quién era ese hombre? ¿Por qué me perseguía?

Lucas se quitó su jersey y lo puso entre mis hombros. Y, respondiendo a mi antigua pregunta dijo – No, no vas a morir porque yo te voy a proteger –

¿No había dicho el otro individuo que él (Lucas) era mi ex–asesino? ¿No pensaba matarme?

Cómo si leyese mis pensamientos, Lucas respondió: “Si, era un asesino. Hasta el momento en que te conocí”. Nunca olvidaría aquellas palabras.

Me preguntaba de dónde había salido, por qué me perseguían aquellos asesinos, por qué querían matarme a mí, a una chica cualquiera…Y si era realmente él quién me perseguía esa mañana para (lo que finalmente pareció ser) matarme.

-Lo siento, pero…Esta mañana no pensaste mal de mí. Sí, iba a matarte. –Respondió- Pero percibí algo en ti que me lo impidió…-Miró pensativo al cielo mientras continuaba hablando – Te vi tan frágil, tan indefensa…tan hermosa. No podía dejarte morir. Eras como una pequeña estrella en el inmenso cielo, indefensa y solitaria…

-Pero ¿por qué me perseguías? – le interrumpí. Seguía sin entender esa cuestión.

Él no respondió. Me estrechó entre sus grandes brazos musculosos y me dijo “Te quiero”

En ese momento fue lo único que necesité.

1 comentario:

  1. losientolosientolosientolosiento....Buff! Lo primero: perdóname por abandonar la bloggosfera y la lectura de tu novela sin decir nada... Estaba llena de exámenes, pero ahora que tengo internet en mi propio portátil la cosa va a cambiar ^^.

    Lo segundo: en realidad es el motivo que me impulsó a volver a la bloggosfera. Un día me dijiste que te gustaba muse. Pues bien... necesito que se nos apoye a los fans de muse menores de edad..por favor..entra en mi blog y deja un comentario de protesta contra los del xacobeo...hacen un concierto en mi ciudad y ni siquiera pued ir por ser menor de 16 años!! :S es el primer concierto de muse en el que pasa esto. Necesito tu apoyo, por favor!

    Gracias!! En otro momento me pasaré con más tiempo para que me cuentes como te van las cosas ^^


    Besos:)

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